Sinopsis
A mediados de los años 50, antes de que el término "asesino en serie" fuese acuñado por el FBI en USA, Peter Manuel mató a nueve personas, incluyendo un niño de 10 años. Una de las mayores dificultades para detener sus atrocidades es que sus crímenes no seguían ningún tipo de lógica y parecían regidos por la más absoluta aleatoriedad. El detective William Muncie, que ya lo había detenido cuando tenía 16 años por asaltar a una mujer y entrar a robar en varias viviendas, vivió un auténtico via crucis durante los meses en que siguió su pista antes de lograr su detención. Condenado a muerte en 1958, Peter Manuel fue una de las últimas personas en ser ejecutadas en Escocia, tras un proceso judicial enormemente mediático y sensacionalista.