Que mi nombre no se borre de la historia
Sinopsis
Tras la caída de Madrid en manos de las tropas franquistas y el fin de la guerra, las Juventudes Socialistas Unificadas intentaban reorganizarse bajo la dirección de José Peña Brea, de 21 años. José Peña fue detenido por una delación, y obligado mediante torturas a dar todos los nombres que sabía y firmar una declaración preparada. Roberto Conesa, policía infiltrado en la organización, colaboró también en la caída de la organización. Conesa fue posteriormente comisario de la Brigada Político Social franquista e incluso ocupó un cargo importante en la policía durante los primeros años de la democracia. La práctica totalidad de la organización clandestina cayó de este modo, sin apenas posibilidad de reorganización. Entre los denunciados se hallaban las Trece Rosas, que fueron arrestadas y conducidas a la cárcel de mujeres de Ventas. Allí serían hacinadas y trasladadas a la comisaría donde serían torturadas en numerosas ocasiones...